El león colombiano que da abrazos corre riesgo de vida

El parte veterinario que entregó quien hace 20 años atiende a Júpiter, el león más famoso de Colombia, es crítico. El felino, famoso porque da abrazos y besos, ahora está en una situación de salud complicada: pasó de pesar 300 a 100 kilos en un año.
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Delio Orjuela Acosta es el veterinario que hace 20 años sacó a Júpiter del vientre de su madre, una leona que vivía en un circo. Orjuela hoy está preocupado por la vida del felino que trajo al mundo: no sabe qué mal padece que lo ha hecho perder tanto peso. Pero tiene sus sospechas.

​Cuando nació, Júpiter fue entregado al cuidado de Ana Julia Torres, una profesora y animalista que fundó el refugio Villa Lorena, en el oriente de Cali. Sin embargo, en mayo de 2019, el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, una entidad de la Alcaldía de Cali, concluyó que el león, como otros animales del refugio, no estaba en buenas condiciones y se lo llevó al zooparque Los Caimanes, en Montería (Córdoba).

​En el transcurso de este año Júpiter adelgazó tanto que las autoridades decidieron regresarlo a Cali. El jueves 27 de febrero viajó a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Colombiana y fue trasladado al Hogar de Paso del Dagma. Allí lo atendió Orjuela.

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"La situación de Júpiter, como se ha dicho, es muy delicada. Pueden compararlo con la situación de un ser humano en una unidad de cuidados intensivos", dijo el veterinario al periódico colombiano El Tiempo. 

El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, reconoció que el león "nunca debió salir de Cali" y que fue objeto de maltrato. Ana Julia, su cuidadora durante 19 años, aseguró que Júpiter entró en una profunda depresión luego de que lo separaron de ella y por esa razón se enfermó gravemente.

El caso ha llamado tanto la atención que la Fiscalía anunció una investigación para determinar si hubo negligencia, pues Júpiter salió de Cali con 300 kilos y ahora pesa 100. 

​Orjuela reveló que aunque desde el sábado está atendiendo en Córdoba al felino, que se hizo famoso por los abrazos y besos que desde su jaula le daba a su cuidadora, no se ha podido establecer qué enfermedad tiene realmente; sospecha que puede ser cáncer. 

"Una vez tengamos el diagnóstico haremos el pronóstico de si esto es tratable, si no es tratable, si el paciente está sufriendo más allá de lo que puede soportar porque es un animal de 20 años y no tiene nada asegurado", dijo el veterinario.

Orjuela y la junta médica de veterinarios que se conformó piensan que lo primero es salvarlo de la muerte y después se analizaría con quién dejarlo.

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