Su ubicación, a una distancia lo suficientemente cercana a la Tierra como para poder apreciar su superficie con telescopios, ha permitido que los científicos determinen su velocidad rotacional entre los 17.700 y los 53.000 km/h, un valor muy alto. Así lo explicó Manos Chatzopoulos, astrónomo de la Universidad Estatal de Luisiana (EEUU).
"Nadie ha intentado explicar la combinación de estos dos factores. ¿Cómo se entrelazarían?", reflexionó el científico.
Hay dos consideraciones que se deben tener en cuenta a este respecto:
Por un lado, se cree que Betelgeuse se originó en una región de gran densidad estelar conocida como la asociación estelar OB1a de Orión, en la que la interacción con sus muchas estrellas habría provocado que Betelgeuse saliera disparada, y ello sería la razón de su hipervelocidad.
Por otro, la evidencia observada por Chatzopoulos y su equipo parece sugerir que la estrella pudo tener una compañera más reducida en tamaño a la que Betelgeuse engulló, y esto habría causado una agitación en sus capas externas, provocando un aumento en su velocidad de rotación.
La cantidad inusualmente grande de nitrógeno observada en la atmósfera de Betelgeuse es otro factor que no haría sino corroborar estas conclusiones: la presencia de una estrella compañera habría provocado el desplazamiento del nitrógeno presente en el centro de Betelgeuse a su exterior.
En cuanto a la últimamente especulada posibilidad de que Betelgeuse estalle y se convierta en una supernova, Chatzoupulos apuntó que, si se confirmase su teoría, podría significar que la estrella rejuveneció al fusionarse con el material de la estrella compañera a la que engulló, lo cual retrasaría su explosión. En cualquier caso, el científico comentó con cierta decepción que "todos los que estudiamos las supernovas deseamos que ocurra antes de que muramos".