Durante años la OTAN ha estado siguiendo cómo las fuerzas submarinas rusas se vuelven cada vez más activas y amplían significativamente su radio de acción: en el mar Negro, en el Báltico, en el Ártico y en el océano Atlántico, observan los autores del artículo, Lorenz Hemicker y Peter Carstens.
Según los observadores occidentales, las maniobras Escudo Oceánico 2019 demostraron la capacidad de Rusia para formar rápidamente grandes grupos navales, bloquear el acceso al mar Báltico y perturbar la línea de defensa marítima de la OTAN entre Groenlandia, Islandia y el Reino Unido.
Pero ahora, renacidos y modernizados, vuelven a garantizarle a Rusia una oportunidad de contratacar.
Los autores mencionan en su artículo los submarinos rusos Borei y los Yasen, armados con 32 misiles de crucero con ojivas nucleares. Además, señalan que el dron submarino Poseidon permitirá a los sumergibles rusos "atacar cualquier objetivo en la zona de la OTAN desde sus propias aguas".
Mientras tanto, además de sus capacidades nucleares, los submarinos rusos también podrían dañar a la OTAN de otras maneras, aseguran los autores.
Según la publicación, una red de 282 sistemas de cable con una longitud total de 1,23 millones de kilómetros yace bajo el agua. Proporciona el 90% del intercambio internacional de datos. Pero la mayor parte no está protegida.
"Una vez roto un haz de cables en el Atlántico, el tráfico de internet entre América y Europa podría congelarse indefinidamente. Por cierto, la Marina rusa se ocupa de que las comunicaciones analógicas, como las banderas o las señales luminosas, se conserven y se practiquen en la era digital".
Para concluir, los periodistas citan al experto en submarinos Magnus Nordenman, quien recomienda que ambas partes, Rusia y la OTAN, restablezcan urgentemente la comunicación diaria entre las flotas.
"En la Guerra Fría, había una norma para evitar malentendidos peligrosos. No hay nada igual hoy en día", advierte.
Según el mandatario ruso, la expansión de la OTAN y el desarrollo de su infraestructura militar cerca de las fronteras de Rusia es una de las amenazas potenciales a la seguridad del país.
Al mismo tiempo, Rusia ha reiterado en numerosas ocasiones que el país no amenaza a nadie y que desarrolla su arsenal militar solo con fines defensivos. Según el presidente del país, Rusia está lista para hacer todo lo que esté a su alcance para impulsar el proceso de desarme.