Esta fue la conclusión de los biólogos moleculares que han descifrado el ADN de estos gusanos, según un artículo publicado en la revista Nature Communications.
El autor del estudio, profesor John Bracht de la Universidad Americana en Washington señaló que los gusanos viven a gran profundidad en la litosfera del planeta, donde está casi ausente el oxígeno y se registran altas concentraciones de metano.
Según Bracht, los gusanos "tenían una opción: morir o adaptarse a la vida en un calor infernal". El análisis genético mostró que en una situación tan desesperada, los animales comienzan a duplicar sus genes, lo que les ayuda a sobrevivir.
Además, los investigadores descubrieron que uno de los genes protectores más importantes (AIG1) no estaba en el ADN de los gusanos inicialmente, sino que los ancestros del nematodo lo "robaron" de los hongos simbiontes que viven dentro de las raíces de las plantas.
Los gusanos diabólicos fueron descubiertos hace 10 años por un equipo de naturalistas que estudiaron una de las minas más profundas del mundo: la mina de oro Beatrix en Sudáfrica.