Las pruebas se llevaron a cabo en una base militar en Oklahoma (EEUU), donde se demostró la posibilidad de derribar varios blancos voladores usando un láser con una potencia de 30 kilovatios. Esta tecnología se conoce como Activo de Gran Energía de Pruebas Avanzadas —ATHENA, por sus siglas en inglés—, que emplea el láser experimental ALADIN.
Este láser está potenciado por tres rayos de 10 kilovatios, que se pueden unir en uno solo para obtener la máxima potencia, o solo uno o dos cuando no hace falta emplear todo su potencial. En el vídeo se ve que este láser logra incendiar los drones en pleno vuelo, causándoles daños incompatibles con el vuelo.
Esta medida podría resultar muy efectiva para la defensa de las bases aéreas, donde un dron con una granada puede causar daños millonarios al alcanzar un avión de combate estacionado sobre la superficie. De hecho, eso es lo que los terroristas intentan hacer con regularidad en Siria, donde lanzan ataques con drones contra la base aérea de Rusia en el país levantino.
El ataque se produjo el 14 de septiembre contra las instalaciones petroleras de Saudi Aramco, que estaba protegida por los Patriot y otros sistemas de defensa de alcance más corto. A pesar de ello, los drones kamikaze y misiles alcanzaron sus objetivos sin que ninguno de ellos fuera derribado.