Chris Mason, genetista y profesor de fisiología y biofísica en la Universidad Weill Cornell de Nueva York (EEUU), ha investigado los efectos genéticos de los vuelos espaciales y cómo los humanos podrían superar estos desafíos. Una de las maneras más innovadoras de proteger a los futuros astronautas en misiones a lugares como Marte podría involucrar el ADN de los tardígrados, conocidos por su capacidad de sobrevivir en las condiciones más extremas, incluso el vacío del espacio.
"No tengo planes de llevar a cabo cambios genéticos en astronautas en las próximas dos décadas. Si tenemos otros 20 años de puro descubrimiento y mapeo y validación funcional de lo que creemos que sabemos, tal vez dentro de ese tiempo podamos estar en fase de crear un ser humano que pueda sobrevivir mejor en Marte", afirma Mason.
¿Cómo se puede cambiar genéticamente a una persona para que sobreviva mejor en el espacio o en otro planeta?
Una forma en que los científicos podrían alterar a los futuros astronautas es a través de la ingeniería epigenética, que supone la activación o desactivación de la expresión de ciertos genes. Alternativamente, los investigadores están explorando cómo combinar el ADN humano con el de otras especies, por ejemplo, los tardígrados.
La ingeniería genética humana podría ser ética si hace que la gente sea más capaz de habitar Marte de forma segura sin interferir con su capacidad de vivir en la Tierra.
Según Mason, la alternación genética de los seres humanos para viajes espaciales probablemente sea parte de los cambios naturales en la fisiología humana que podrían ocurrir después de vivir en Marte durante varios años. "No se trata de si evolucionamos o no, sino de cuándo evolucionamos", concluyó.