Los investigadores desarrollaron una membrana de silicona multicapa que imita las capas presentes en la piel humana. Se compone de una capa superficial texturizada, una capa de electrodos de hilos conductores y una capa de hipodermis.
La interfaz puede detectar una serie de gestos realizados por los usuarios finales. Como resultado, la piel artificial permite que los dispositivos sientan los toques del usuario y puede detectar interacciones tales como cosquillas, caricias y pellizcos.
Indicó que la piel artificial había sido ampliamente estudiada en el campo de la robótica, pero con un enfoque en la seguridad, la detección o los objetivos cosméticos.
Los científicos crearon una funda de teléfono, una almohadilla táctil para computadoras y un reloj inteligente para demostrar cómo los gestos táctiles en la interfaz Skin-On pueden transmitir mensajes expresivos para la comunicación mediada por computadora con humanos o personajes virtuales.
"Hemos implementado una aplicación de mensajería donde los usuarios pueden expresar emociones táctiles en la piel artificial. La intensidad del tacto controla el tamaño de los emojis", explicó Teyssier.
Detalló que un fuerte agarre transmite ira mientras que el cosquilleo de la piel muestra un emojisonriente y un golpecito crea un emojisorpresa.
La intersección entre el hombre y la máquina
El equipo afirmó que su trabajo abre la puerta a un futuro posible con "dispositivos antropomórficos", donde los aparatos tienen características humanas.
La investigadora indicó que la piel artificial puede parecer poco convencional porque "estamos acostumbrados a nuestras fundas rígidas y sin sentido, pero creemos que hay grandes ventajas de usar tecnologías más maleables".
Los investigadores indican que el próximo paso será hacer la piel aún más realista.
Ya han empezado a considerar la incorporación de características de cabello y temperatura que podrían ser suficientes para poner la piel de gallina a los dispositivos.
"La familiaridad de la piel proporciona una interfaz más natural para los usuarios finales", señaló Roudaut.
La tecnología fue desarrollada por investigadores de la Universidad de Bristol en colaboración con Telecomm ParisTech y la Universidad de la Sorbona en París.