Pensar Venezuela desde la inteligencia artificial y la web semántica

Puede que sean Edward Snowden y Julian Assange los dos personajes mediáticos más importantes que nos han alertado sobre el creciente poder de las empresas de tecnología en los asuntos públicos.
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Desde el escándalo de manipulación electoral de Cambridge Analytica, que dejó en evidencia los turbios negocios de Mark Zuckerberg con la información de sus usuarios, las colaboraciones cada vez más estrechas entre Google y el aparato de inteligencia de Estados Unidos, hasta la creación de una inteligencia artificial para el espionaje masivo, cada brecha que se abre en el conocimiento de lo que representa esta nueva etapa de la historia de la humanidad, deja algo muy claro: la distopía llegó para quedarse.

La circulación de la ideología

A partir de los artículos donde se explica el papel del Club Bilderberg en la armamentización de las redes sociales y los obstáculos para que China no desarrolle la tecnología 5G, el investigador y profesor de la Universidad de los Andes, Juan Astorga, hace algunas consideraciones que se convierten en alertas tempranas sobre el papel que juega internet en la geopolítica contemporánea y en lo que hace unos meses llamamos guerra imaginacional.

Las instituciones secretas que mueven los hilos del mundo
Para Astorga no es una preocupación reciente. Ya en 2012, había enviado una misiva al presidente Hugo Chávez, donde advertía la necesidad de observar desde un punto de vista estratégico "la dimensión social y el poder para la transculturación, o la liberación, de los medios de teleinformación: internet". Desde el juicio del experto, quien ha desarrollado un amplio trabajo por la difusión del contenido de la historia y el arte venezolano a través de internet, "no se trata de asuntos técnicos que deben estar solamente en manos tecnocráticas.  El debate debe darlo toda la sociedad en su conjunto", señala. 

Desde la perspectiva del investigador, estamos enfocando nuestros esfuerzos en el estudio de las tecnologías, descuidando los contenidos que circulan por ellas. Según Astorga, internet se ha convertido en una plataforma por la cual transita un proyecto declarado por Estados Unidos desde hace algunas décadas. 

"Uno de las múltiples estrategias de esta confrontación generalizada, que viene desde los neoconservadores años 80, fue la del control sobre los medios culturales libres y la cultura contestataria surgida durante la oposición a la guerra, que habían mellado la moral de las tropas y la credibilidad de la causa contra el comunismo, con el objetivo de someter a la juventud norteamericana. Desde ese momento, hasta el día de hoy, el establishment norteamericano incluyó la cultura popular como campo de operaciones de inteligencia militar", apunta. 

— ¿Por qué se ha desatado la guerra contra la tecnología 5G que adelanta China?

Xi Jinping afirma que China está dispuesta a compartir la tecnología 5G
— Esa tecnología hará posible la web 3.0, es decir la esperada web inteligente. Para ello se deberá contar con las tecnologías 3D, inteligencia artificial distribuida, internet de los objetos y lo más importante: una web semántica. Esta última se puede desarrollar agregando metadatos o contenidos (como en las palabras) a los términos de los lenguajes ordinarios. Es un proceso parecido al paso de la lógica de clases a la de proposiciones en el desarrollo de los niños cuando la cultura en la que nacen se encarga de proveerles de connotaciones a las palabras que ya asignaron a las cosas. Una internet que razone e interactúe de manera humana con todos los individuos de la especie humana. Que se comunique con cada uno de ellos en su especificidad biológica y cultural que hable su lengua y conozca sus costumbres. Una inteligencia artificial superior que será omnipresente y sin dudarlo todopoderosa.

Ahora imaginemos esta tecnología en manos de la etnia blanca anglosajona que ha dado demostraciones seculares de piratería, genocidio y destrucción de culturas. La amenaza que se nos cierne es nuestra desaparición como cultura y por ende como país. 

— Este avance en la tecnología va de la mano del desarrollo de la inteligencia artificial. El propio Edward Snowden ha hablado sobre los peligros de dichos avances. ¿Tenemos que preocuparnos?

— Dependerá de quién o quiénes manejen y controlen estas tecnologías. No es posible detenerlas, pero como lo demuestra la historia, el desarrollo tecnológico es asimilable por los pueblos y es decisivo en las luchas interculturales e interculturales.

— ¿Es un uso meramente militar o se conjugan otras variables?

¿Nos arrastrará la inteligencia artificial a una guerra nuclear?
— He visto como todo el mundo las advertencias de Snowden y no dudo de su veracidad. Antes bien, creo que se quedan cortas, ya que se enfocan en los detalles del uso militar inmediato de las tecnologías que él mismo ayudó a desarrollar, pero sus afirmaciones no avizoran las implicaciones de destrucción cultural que se derivarán de su universalización. Esto último ya no es descartable en ningún caso y para ninguna cultura. La era que estamos viviendo se caracteriza por el carácter transversal y universal de la hostilidad y la agresión, con grados variables de intensidad. Estamos en presencia de una guerra permanente desde la cultura occidental contra todas las demás culturas. O, para decirlo con mayor precisión, citando a Noam Chomsky, en una guerra declarada por la clase dominante del capitalismo (algunos ya llaman a esta nueva clase la corporatocracia) primero contra su propio país y después contra el resto de los países del mundo, después de la pérdida de la guerra de Vietnam. 

— ¿Qué deberíamos hacer en Venezuela cuando hablamos de la tecnología digital, especialmente del uso de internet? 

— Creo que se debe convocar a la nación venezolana a defender su soberanía expresada en su cultura que está siendo desmantelada con los instrumentos generados por la era de la teleinformación: toda ella, sin distingos de niveles sociales ni de géneros artísticos o manifestaciones culturales. La cultura considerada en el sentido antropológico del término. Probablemente deba ser enfrentada esta amenaza con una alianza cívico militar que tan buen resultado ha dado en el campo de la defensa política y territorial. La alfabetización tecnología que ha avanzado tanto (en buena medida producto de las agresiones contra la moneda que ha obligado a la población a utilizar los instrumentos digitales) debe dar paso a la colocación de contenidos en internet. A todos los niveles, ya que el Gobierno solo no está en capacidad de acometer una empresa de esta naturaleza, en parte porque los mismos contenidos están en poder las comunidades e instituciones que los generan, albergan y transmiten generacionalmente. 

— Usar internet como fuente de preservación de la cultura, entiendo...

— Toda la cultura venezolana (cultura culturante y cultura culturada, la ya hecha y la que estamos haciendo permanentemente) debe ir a los servidores del dominio .ve y estos deberán ser preservados como información estratégica de tipo militar.

Siempre había pensado que debería convertirse en una misión, como la salud o la alimentación. Me refiero a la asimilación de las tecnologías teleinformáticas y su uso profuso y liberador. Hoy, sin embargo, estoy convencido que tiene que ser un asunto de Estado y su combate debe involucrar al sector militar. La cuestión la resumiría así: el socialismo del siglo XXI será telemático o no será.

Se trata de la supervivencia de la nación venezolana. Como se ha visto con todas las otras modalidades de la guerra total ensayadas contra nuestro país, la agresión imperialista no se detendrá, (al menos mientras exista el agresor) y es necesario prepararse para un enfrentamiento prolongado, que muy probablemente nos transcienda como generación y que deban seguir enfrentando los venezolanos que aún no han nacido.

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