Desde el escándalo de manipulación electoral de Cambridge Analytica, que dejó en evidencia los turbios negocios de Mark Zuckerberg con la información de sus usuarios, las colaboraciones cada vez más estrechas entre Google y el aparato de inteligencia de Estados Unidos, hasta la creación de una inteligencia artificial para el espionaje masivo, cada brecha que se abre en el conocimiento de lo que representa esta nueva etapa de la historia de la humanidad, deja algo muy claro: la distopía llegó para quedarse.
La circulación de la ideología
A partir de los artículos donde se explica el papel del Club Bilderberg en la armamentización de las redes sociales y los obstáculos para que China no desarrolle la tecnología 5G, el investigador y profesor de la Universidad de los Andes, Juan Astorga, hace algunas consideraciones que se convierten en alertas tempranas sobre el papel que juega internet en la geopolítica contemporánea y en lo que hace unos meses llamamos guerra imaginacional.
Desde la perspectiva del investigador, estamos enfocando nuestros esfuerzos en el estudio de las tecnologías, descuidando los contenidos que circulan por ellas. Según Astorga, internet se ha convertido en una plataforma por la cual transita un proyecto declarado por Estados Unidos desde hace algunas décadas.
"Uno de las múltiples estrategias de esta confrontación generalizada, que viene desde los neoconservadores años 80, fue la del control sobre los medios culturales libres y la cultura contestataria surgida durante la oposición a la guerra, que habían mellado la moral de las tropas y la credibilidad de la causa contra el comunismo, con el objetivo de someter a la juventud norteamericana. Desde ese momento, hasta el día de hoy, el establishment norteamericano incluyó la cultura popular como campo de operaciones de inteligencia militar", apunta.
— ¿Por qué se ha desatado la guerra contra la tecnología 5G que adelanta China?
Ahora imaginemos esta tecnología en manos de la etnia blanca anglosajona que ha dado demostraciones seculares de piratería, genocidio y destrucción de culturas. La amenaza que se nos cierne es nuestra desaparición como cultura y por ende como país.
— Este avance en la tecnología va de la mano del desarrollo de la inteligencia artificial. El propio Edward Snowden ha hablado sobre los peligros de dichos avances. ¿Tenemos que preocuparnos?
— Dependerá de quién o quiénes manejen y controlen estas tecnologías. No es posible detenerlas, pero como lo demuestra la historia, el desarrollo tecnológico es asimilable por los pueblos y es decisivo en las luchas interculturales e interculturales.
— ¿Es un uso meramente militar o se conjugan otras variables?
— ¿Qué deberíamos hacer en Venezuela cuando hablamos de la tecnología digital, especialmente del uso de internet?
— Creo que se debe convocar a la nación venezolana a defender su soberanía expresada en su cultura que está siendo desmantelada con los instrumentos generados por la era de la teleinformación: toda ella, sin distingos de niveles sociales ni de géneros artísticos o manifestaciones culturales. La cultura considerada en el sentido antropológico del término. Probablemente deba ser enfrentada esta amenaza con una alianza cívico militar que tan buen resultado ha dado en el campo de la defensa política y territorial. La alfabetización tecnología que ha avanzado tanto (en buena medida producto de las agresiones contra la moneda que ha obligado a la población a utilizar los instrumentos digitales) debe dar paso a la colocación de contenidos en internet. A todos los niveles, ya que el Gobierno solo no está en capacidad de acometer una empresa de esta naturaleza, en parte porque los mismos contenidos están en poder las comunidades e instituciones que los generan, albergan y transmiten generacionalmente.
— Usar internet como fuente de preservación de la cultura, entiendo...
— Toda la cultura venezolana (cultura culturante y cultura culturada, la ya hecha y la que estamos haciendo permanentemente) debe ir a los servidores del dominio .ve y estos deberán ser preservados como información estratégica de tipo militar.
Siempre había pensado que debería convertirse en una misión, como la salud o la alimentación. Me refiero a la asimilación de las tecnologías teleinformáticas y su uso profuso y liberador. Hoy, sin embargo, estoy convencido que tiene que ser un asunto de Estado y su combate debe involucrar al sector militar. La cuestión la resumiría así: el socialismo del siglo XXI será telemático o no será.
Se trata de la supervivencia de la nación venezolana. Como se ha visto con todas las otras modalidades de la guerra total ensayadas contra nuestro país, la agresión imperialista no se detendrá, (al menos mientras exista el agresor) y es necesario prepararse para un enfrentamiento prolongado, que muy probablemente nos transcienda como generación y que deban seguir enfrentando los venezolanos que aún no han nacido.