El arubense, de 33 años, se sintió mal en la última vuelta, apenas podía llegar a la meta solo. Entonces, Braima Dabó, de 26 años, lo apoyó sobre su hombro y juntos dieron los últimos pasos hacia la línea final.
Ni las medallas de oro, ni los récords mundiales llamaron tanto la atención como el gesto de Dabó, el único representante de su país en el campeonato.
Jonathan Busby comentó a Sputnik que ni siquiera conocía a su salvador antes de la carrera, pero que ahora lo considera su amigo.
"La gente como Dabó es difícil de encontrar. Es una persona muy buena, amable y especial, (…) el hombre con el corazón más grande que he conocido", comentó Busby.
El atleta confesó que no sabía exactamente qué le había pasado ni si tenía algún problema de salud. "Solo en los últimos 300 metros sentí que mis piernas ya no me sostenían y que estaba a punto de caer", dijo.
Por su parte, Braima Dabó explicó que su objetivo principal era "representar a su país lo mejor posible" y terminar la carrera.
"Sabía que no iba a batir mi récord personal. (…) Me concentré en ayudarlo a terminar, ese es el objetivo de una carrera", comentó Dabó a los medios tras llegar a la meta.