Se trata de 'habitaciones de la ira' en la que se intenta encontrar una salida a los problemas psicológicos que los clientes llevan consigo. Sputnik se acercó a una de ellas en Pekín para descubrir qué tipo de personas necesita este 'tubo de escape'.
Zhuo, que dirige el establecimiento, asegura que cada mes acuden a ella entre 300 y 400 personas. Al lugar lo llama 'espacio de preocupaciones SMASH'.
"Los jóvenes normalmente vienen simplemente para divertirse y para pasar el tiempo haciendo algo distinto. La gente que trabaja en la oficina viene a liberar estrés después de un difícil día de trabajo. De hecho, entre quienes trabajan en el mundo de la informática y de la tecnología hay gente que viene una vez al mes para quitarse el estrés de encima", explica Zhuo a Sputnik.
Si a alguien no le ha funcionado el negocio o se ha divorciado, encuentra en la habitación de la ira la solución perfecta. "Ahora empieza el periodo de exámenes, así que hay muchos estudiantes que acuden aquí antes de presentarse a ellos", revela Zhuo.
De hecho, hay psicólogos que mandan a sus clientes a este tipo de locales. Una vez que se han quitado de encima el estrés, pasan por la consulta. Una de las clientas está encantada. "¡Es genial! Me he enfadado muchísimo con mi novio, así que encontré a alguien que quisiese venir conmigo a quitarse a estrés", explica una chica a Sputnik. Reconoce que es su primera vez y que había oído hablar del sitio en Internet y entre sus amigos.
Zhuo tiene cuidado de que aquí nadie salga herido. Romper platos y cafeteras con un bate de béisbol no está libre de riesgos. Así que antes de rendirse a las emociones y golpear duro con el bate, los clientes se tienen que poner ropa especial —de una tela gruesa—, casco, botas de goma y guantes. Y aun así a veces alguien sale herido.
"A veces empiezan a hacerse fotos y se quitan los guantes para que estar más cómodos. En algún momento ha habido gente que no ha seguido las normas y que se ha hecho daño en la mano por los trozos de cristal", dice Zhuo.
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Así que en la entrada queda claro que no hay sitio para quienes hayan bebido una copa de más y para los menores de edad. Por si acaso.