Según la coordinadora de visitas y educación del centro acuático, Elizabeth Argyle, a los tiburones no les gustan los ruidos estridentes y los movimientos bruscos, por lo que el joven no corrió peligro en ningún momento.
Según la prensa, el joven ha pedido que no se dé su nombre y aseguró haberlo hecho a cambio de dinero y de un cinturón de diseño. Deberá hacer ahora 30 horas de servicios para la comunidad con el fin de pagar por lo ocurrido.
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