Sputnik tuvo a su disposición una carta escrita el 10 de abril de 1960 por uno de ellos, el piloto Iván Bitiukov, al entonces líder soviético, Nikita Jruschov, en la que pidió su ayuda para conservar la memoria sobre su hazaña y reveló toda la verdad sobre los crímenes nazis.
Según la carta, antes de escapar, los prisioneros soviéticos juraron revelar todos los escalofriantes detalles sobre el bloque de la muerte, también conocido como 'bloque Kugel' (bala, en español), en el que fallecieron más de 32.000 residentes soviéticos entre 1938 y 1945.
"Si esperamos para la ejecución de la pena, los nazis van a ocultar las atrocidades sin precedentes de la eliminación de los oficiales desarmados. Pero si alguno de nosotros sobrevive, debe contar a la Patria y a las familias soviéticas toda la verdad sobre el bloque de la muerte, cuyo nombre está cubierto de la barbaridad nazi, las torturas, la sangre, el sufrimiento humano, la muerte y la verdadera valentía", reza la carta.
"Lloro por los torturados, por los asfixiados en las cámaras de gas, por los asesinados durante el asalto de los muros del bloque, los fusilados durante la fuga, los apuñalados con barras de metal en los graneros, los despedazados por los pastores alemanes, las víctimas de torturas, el hambre y la desnutrición", confesó Bitiukov en su emotiva carta.
"Lloro por los muertos y los vivos, de cuyos cuerpos se derramó la sangre viva rusa, por los que asaltaron la fortaleza nazi y continuaron siendo los hijos leales de nuestra querida Patria. Lloro por los que lograron vencer a la muerte", subrayó. El oficial soviético admitió que las armas principales de los fugitivos fueron su "fe en la victoria y la venganza por los sufrimientos que trajo la 'plaga marrón' (el nazismo) a la humanidad".
Iván Bitiukov era un capitán de la Fuerza Aérea. En el 1943, derribó un avión alemán y tuvo que aterrizar en el territorio del enemigo. Intentó alcanzar la frontera este, sin embargo, fue herido y tomado como rehén por los nazis. Pasó por varios campos de concentración y finalmente logró escapar, sin embargo, fue capturado otra vez.
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Los rehenes soviéticos intentaron atacar las torres de vigilancia con piedras. Luego, robaron dos extintores que habían encontrado en los dormitorios de los cuarteles. Un grupo de prisioneros tenía que atacar a los guardias nazis con el chorro de espuma, mientras otros fugitivos tomarían el control de las ametralladoras, ubicadas en las torres.
"Queríamos que el mayor número posible de prisioneros volvieran a la Patria y contaran toda la verdad sobre el bloque de la muerte, pero con pocas esperanzas", indicó Parshin.
En cuanto a Bitiukov, se fugó del campo junto con su amigo Víctor Ukraintsev. Los fugitivos lograron llegar a la pequeña ciudad austriaca de Holzleiten, donde se escondieron en el granero de la mansión perteneciente al alcalde del municipio, un fanático nazi.
Afortunadamente, los trabajadores del campo del alcalde —los rehenes soviéticos Vasili Logovatovski y Leonid Shashero, y un polaco llamado Metik— ocultaron a los fugitivos, mientras el alcalde "estaba ocupado intentando encontrar a los escapados de Mauthausen sin poder imaginar que su propio desván se convirtió en un refugio para los rebeldes".
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En otoño de 1962, los fugitivos del 'bloque de la muerte' llegaron a Moscú, donde se dirigieron por la televisión a sus conciudadanos, asimismo, fueron recibidos por el entonces viceministro de Defensa de la URSS, el mariscal Vasili Chuikov. Además, las autoridades organizaron una reunión de los antiguos prisioneros del campo de Mauthausen.
No obstante, a ninguno de los sobrevivientes del campo se le otorgó el título del Héroe de la URSS. Tampoco fueron galardonados con medallas u órdenes, y no hay libros o películas dedicadas a aquella 'hazaña olvidada'.
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