En la batalla de Stalingrado Hitler y sus tropas sufrieron su primera derrota a gran escala. La contienda empezó el 17 de julio cuando las primeras unidades de las tropas soviéticas se enfrentaron a los soldados nazis, que de hecho no mostraron mucha actividad en los primeros días porque estaban finalizando su preparación para lanzar una ofensiva.
Sin embargo, este intento de las tropas soviéticas de liquidar rápidamente a los soldados nazis se frustró. Esta fue la razón por la que el comando soviético empezó a elaborar una nueva operación que recibió el nombre de Anillo. La implementación de la nueva operación de la URSS empezó el 10 de enero después de que el general del 6º Ejército de la Alemania nazi, Friedrich Paulus, ignorara el ultimátum soviético para deponer las armas.
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El 22 de enero las tropas soviéticas tomaron el control sobre el último aeródromo que ayudaba a conectar al 6º Ejército con el mundo exterior, impidiendo el abastecimiento de las tropas nazis que se realizaba a través del aire. El 26 de enero el 62º y el 65º Ejércitos de la URSS se unieron cerca de la colina Mamáyev Kurgán y dividieron las tropas desplegadas en la región en dos grupos. El grupo sur junto con Paulus capituló el 31 de enero y el grupo norte, comandado por el general K. Strecker, depuso sus armas el 2 de febrero.
Como resultado de la batalla de Stalingrado el Ejército Rojo pudo arrebatar la iniciativa estratégica a la Alemania nazi, creando las premisas para el lanzamiento de una ofensiva a gran escala y la futura derrota completa de sus tropas. Esta batalla se convirtió en un cambio radical en la Segunda Guerra Mundial que facilitó la consolidación de la imagen internacional de la URSS.