La tasa de extracción petrolera se acerca al nivel máximo que alcanzó la URSS en 1987, según constata el medio. Tras conseguir aquel récord, la producción de crudo sufrió un descenso y se redujo dos veces hasta 1995. Fue en 1999 cuando las empresas privadas y el Gobierno lograron recuperar la industria.
Las compañías rusas que crecen hoy en día más rápidamente son las controladas por el Estado: Rosneft y Lukoil.
Rusia se convierte cada vez más en una "superpotencia energética" gracias a sus reservas de gas y de carbón y a la energética nuclear, según observa el columnista Emmanuel Grynszpan. El experto prevé que en 2019 Moscú consolide sus posiciones aún más, pese a las sanciones.
El aumento de la producción petrolera está directamente vinculado con la demanda de combustible. Para mantener un precio adecuado, Rusia se dirigió en 2017 a la OPEP con la propuesta de limitar la extracción. En el primer semestre del año 2018, Moscú estaba dispuesta a reducir la tasa en un 2%, pero en el segundo semestre surgió una mayor demanda, así que Rusia incrementó la producción y alcanzó un nivel récord.
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Durante la cumbre de Singapur, el mandatario ruso, Vladímir Putin resaltó la importancia de cooperar con la OPEP durante la cumbre de la ASEAN en Singapur.
Al aventurar su pronóstico para un futuro próximo, el columnista de Le Figaro reconoció que Rusia tiene potencial de crecimiento gracias a las grandes reservas de petróleo en la plataforma del mar Negro y en el Ártico. Al mismo tiempo, las sanciones seguirán siendo un factor que puede obstaculizar la financiación de los proyectos y el intercambio tecnológico con los países occidentales.
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