El pequeño Asher estaba entre un grupo de turistas que nadaban en la piscina con seis pequeños tiburones nodriza. Estos animales son considerados inofensivos para el ser humano.
De repente, uno de los escualos se abalanzó sobre el niño distraído y clavó sus afilados dientes en su espalda. En cuestión de décimas de segundo, su padre, que se encontraba junto a él en la piscina, escucho los gritos de Asher y abrió con sus propias manos la mandíbula del tiburón para liberar al pequeño.
Entre los turistas había médicos que rápidamente lavaron la herida del niño y concluyeron que no era muy profunda, de manera que no sería necesario ponerle puntos.
El tiburón nodriza, también conocido como tiburón gata, habita en las aguas templadas del océano Atlántico y la costa este del Pacífico. Por lo general, llegan a medir hasta tres metros de largo y rara vez atacan al ser humano, evitando siempre esos contactos.