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Amado y odiado: el sistema previsional chileno es puesto sobre la mesa

El Índice global de pensiones de Mercer consideró el sistema previsional chileno como el octavo mejor del mundo y como el más eficiente de América Latina. El dato generó polémica puesto que la población sin cobertura aún es amplia y las remuneraciones están por debajo de la línea de pobreza.
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50% de los pensionados chilenos recibió una cifra que, como máximo, equivale al 34% de su salario promedio de los últimos diez años de trabajo. Así lo reveló en 2015 un estudio realizado por la Comisión sobre el sistema previsional conformada por la presidenta Michelle Bachelet durante su segunda gestión. A esto se suma la exclusión de un amplio porcentaje de la población y la inequidad de ingresos entre hombres y mujeres.

De todas formas, el Índice global de pensiones de Mercer en su edición de 2018 identificó al país andino como el líder en términos de sistemas previsionales de América Latina. No solo eso, también lo ubicó como el octavo a nivel mundial, superando a naciones como Canadá o Francia.

Según explicó a Sputnik el investigador Nelson Cardozo, experto en sistemas previsionales comparados de la Universidad Argentina de la Empresa, el informe Mercer prioriza factores como intervención del estado o sustentabilidad a largo plazo, ambos puntos fuertes del sistema chileno. Mientras que deja en un segundo plano la percepción y situación de los beneficiarios.

"En América Latina, si bien se han hecho medidas en todos los países para aumentar la cobertura y darles a más personas un beneficio, lo que está ocurriendo es que los haberes siguen siendo muy bajos. Más de la mitad de los jubilados tienen beneficios mínimos que están por debajo de la línea de pobreza", explicó.

El sistema de capitalización individual presente en Chile desde 1981 no fue la excepción y agregó a la ecuación el rol de las administradoras de fondos de pensión (AFP). Estas empresas privadas invierten los aportes personales de los trabajadores a cambio de una comisión y entregan las ganancias cuando la persona se retira. El modelo generó problemas porque cada vez eran menos los adultos mayores con cobertura, por lo que en 2008 la presidenta Bachelet lo reformó.

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Así se incorporó un pilar no contributivo residual compuesto por dos prestaciones: la pensión básica solidaria, destinada a las personas que estaban en el 60% más pobre de la pirámide y el aporte básico solidario que era también para compensar a aquellas personas que si bien tenían pensión no alcanzaban la pensión mínima.

Aun así las falencias son muchas y las críticas abundan. Para Cardozo si bien el modelo es el más sustentable puesto que requiere menos dinero del estado apela a un acuerdo social que en otros países resulta sorprendente:

"En nuestro país (Argentina) mantener una cobertura del 60% con un 40% de gente excluida no es posible, pero en el caso de Chile la sociedad, aunque es crítica por un lado, por el otro está bastante de acuerdo en que ese sistema es responsable, es solidario y articula a nivel de las recomendaciones internacionales esta idea de los dos pilares". 

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