Este descubrimiento hunde sus raíces en los hechos acaecidos en 2015. En aquel año, la bióloga Carolyn Elya dejó una sandía en el balcón de su apartamento. Al regresar tras un tiempo, vio cómo las moscas volaban alrededor de la fruta, que empezaba a estar en estado de putrefacción. La científica supuso que los insectos podían estar infectados por un hongo capaz de manipular su conducta y se los llevó al laboratorio para estudiarlos minuciosamente.
"Existen varios ejemplares de microorganismos —bacterias, hongos y protozoos— que manipulan la conducta de los animales, pero todavía no entendemos cómo estos organismos 'hackean' el sistema nervioso de sus víctimas", explicó la autora del estudio.
Ahora, debido al hecho de que Drosophila ha sido estudiada de manera pormenorizada, Carolyn Elya puede entender mejor ese funcionamiento. La Entomophthora muscae fue descubierta hace 160 años y se traduce como 'destructor de insectos'.
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