A los pies del edificio de oficinas de 121 metros se ha instalado un gran embalse, desde el cual cuatro bombas elevan el agua a la altura de 108 metros.
Durante el desarrollo del proyecto, los ingenieros tuvieron que solucionar el problema del ruido producido por la corriente, así como los daños que la caída de varias toneladas de agua podría causar al depósito y al revestimiento alrededor del edificio.
Se espera que la cascada se convierta en una nueva atracción turística.
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