Mientras que en la mayoría de los Ejércitos los misiles antitanque se especializan precisamente en combatir blindados enemigos, Rusia optó por un camino diferente al dotar a sus proyectiles antitanque de toda una seria de ojivas, capaces de desempeñar diferentes tareas en el campo de combate.
"Rusia parece haber adelantado a todo el mundo en el ámbito de ojivas termobáricas y de fragmentación, instaladas en los misiles guiados antitanque. Casi cada proyectil del Ejército ruso tiene modificaciones con estos componentes", explica el autor del artículo, Charlie Gao.
Pero, ¿para qué sirve esta capacidad, dado que este tipo de ojivas pierde casi todo su valor como arma antiblindados? Gao explica que la combinación del poder explosivo con el alto alcance —de entre dos y cinco kilómetros— y la facilidad de puntería por láser de los misiles antitanque, las convierte en un armamento formidable contra blancos ligeros, infantería y otros objetivos característicos de una 'guerra insurgente' o urbana.
Además, el columnista resaltó lo móviles y fáciles de desplegar que son los misiles Kornet, al igual que los Metis.
"Los pueden transportar grupos pequeños de dos o tres personas, por eso se puede utilizarlos como arma de alta precisión en caso de que sea necesario", agregó.
En conclusión, el autor reconoce que el alto precio de los sofisticados proyectiles es una desventaja ante otras herramientas capaces de desempeñar el mismo papel, como la artillería convencional o los fusiles de francotirador de largo alcance. Pero en un conflicto, el precio puede tener una importancia menor, según Gao.
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