El periodista destaca en su artículo que la constante presencia militar de los buques rusos en el mar Mediterráneo tiene una explicación racional: este mar es la única salida al océano abierto de la Flota del Mar Negro de Rusia.
A finales del julio de 2017, Rusia creó un grupo operativo con sede en la ciudad siria de Tartus. Este grupo funciona como una especie de freno que la Armada rusa puede aplicar contra el flanco sureño de la OTAN.
Actualmente, todo el sur de Europa, que cuenta con bases de la OTAN en Italia, Grecia, Bulgaria y Turquía, se encuentra dentro del alcance de los misiles Kalibr. Maier opina que desde los buques rusos desplegados en el Mediterráneo se puede disparar la primera salva de estos misiles en caso de un posible conflicto. Según el periodista, Rusia da un paso lógico al mantener su presencia permanente en este rincón del mundo.
Más: Kalibr deja atrás a los Tomahawk estadounidenses, otra vez