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El columnista del medio, Michael Peck, compartió sus impresiones sobre la máquina militar y escribió una reseña sobre sus capacidades.
"Basta echar un vistazo para que se te ponga la piel de gallina", escribió.
Lo primero que resaltó el analista era que el vehículo tenía cuatro orugas. El Objekt 279 estaba destinado a atacar las instalaciones fortificadas del enemigo. Además se diseñó para conducir por los terrenos difíciles que los vehículos más ligeros no podían superar.
"El nuevo concepto del diseño permitió entonces que el tanque se hiciera más eficaz en zonas de tránsito difícil y pudiera superar obstáculos naturales: pantanos, bosques talados terrenos cubiertos de nieve", según subraya el artículo, citado por Peck.
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Además, el experto destacó que el cuerpo ovalado del tanque era una opción bastante típica para los proyectos experimentales de la época. Los ingenieros opinaban que aquella forma impediría que el vehículo cayera de costado tras una explosión nuclear.
El Objekt 279 disponía de un arma apta para representar una amenaza considerable para los tanques de la época y, al mismo tiempo, estaba dotado de una protección de acero de más de 20 centímetros de espesor.
Peck concluye que ninguna tripulación del tanque estadounidense se habría alegrado de encontrarse con el 'monstruo' soviético.
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