Hasta que Anja Ringgren Loven, una voluntaria danesa y fundadora de la ONG Dinnoedhjaelp, le salvó la vida. La fotografía en la que el pequeño, de dos años y en los huesos, bebe agua de una botella dio la vuelta al mundo. Anja explica que no saben por qué le acusaron, también, de brujería, pero sí que su familia lo había abandonado. Anja lo llevó al hospital, donde le desparasitaron y recibió transfusiones diarias mientras recuperaba la salud.
Anja lo adoptó y le puso el nombre de Hope —'esperanza', en español-. Al cabo de un año, repitieron la instantánea que dio la vuelta al mundo, en la que Hope aparece vestido, sonriente y listo para su primer día de colegio.
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