"Es el primer misil del mundo capaz de alcanzar estas velocidades, controlado a lo largo de toda la trayectoria de vuelo y con un mínimo corte transversal de radar (CTR)", comentó Valeri Drobinoga, uno de los desarrolladores del sistema Iskander-M, al canal Zvezda.
Este es solo uno de los aspectos de la famosa invulnerabilidad del Iskander. La principal ventaja del sistema es su inminencia. El misil lanzado no puede ser detenido por defensas de misiles existentes. Volará a la meta designada y la atacará con alta precisión.
"Primero, se introduce el punto de partida, luego se indica el área de la defensa antimisiles y, por fin, el objetivo. Luego, se traza una ruta y el misil se envía a la meta", explicó Drobinoga. Se tarda no más de cinco minutos en cargar la misión.
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El misil abandona el lanzador con una monstruosa aceleración. El diseño, el recubrimiento y una pintura especiales convierten al misil de siete metros en una pequeña rayita en la pantalla del radar. La rayita alcanza rápidamente la altura de 50 kilómetros, se despliega y comienza a picar hacia el objetivo.
A diferencia de Topol y Yars, cuyas ojivas caen desde la órbita obedeciendo solo las leyes de la física, el Iskander continúa maniobrando activamente según una trayectoria impredecible. Para destruir un Iskander, el misil interceptor debería ser al menos el doble de rápido, pero todavía no existe.