La sola publicación en el Boletín Oficial del Estado de un protocolo de actuación para luchar contra la desinformación hizo saltar las alarmas en España.
Desde el Gobierno han intentado calmar las aguas y aseguraron que el objetivo "es luchar, como hacen otros países europeos, contra los ataques que podamos tener desde fuera de nuestro país. No tiene absolutamente nada que ver con la libertad de prensa, ideológica y de expresión de nuestro país", dijo el 9 de noviembre la vicepresidenta Carmen Calvo.
Por su parte, el portavoz de la Comisión Europea, Johannes Bahrke, aclaró que el protocolo español solo "provee los instrumentos y los actores que garantizan la participación de España en los diferentes instrumentos establecidos por el Plan de Acción contra la Desinformación de 2018" de la Unión Europea. Un plan que en su página 4 sostiene que "la desinformación por parte de Rusia supone la mayor amenaza para la Unión Europea" porque, consideran "es sistémica".
Sobre este tema, Sputnik conversa con Pascual Serrano, periodista español, investigador, autor de una veintena de libros sobre medios de comunicación y política internacional y galardonado en 2019 con el Premio de Periodismo de Derechos Humanos que concede la Asociación ProDerechos Humanos de España (APDHE).
—¿Cuál cree que sea el objetivo de esta orden ministerial?
—Bueno, yo después de leerme el Boletín Oficial del Estado (BOE) he llegado a la conclusión de que esto es una especie de norma que dice que alguien va a hacer algo sobre algo, y nada más. Es decir, no es verdad que se va a crear ese Ministerio de la Verdad, como acusan algunos, para vigilar los contenidos y censurar a los periodistas y a los medios. No es verdad, y desgraciadamente tampoco va a ser algo que vele por el derecho de los ciudadanos de tener una información veraz porque no concreta nada. Dice, más o menos, que tendrá una estructura organizativa, quién se va a encargar de ella, pero no dice de qué se va a encargar, con qué mecanismos, con qué métodos y con qué tipo de actuación.
—En el BOE se dice que se toma como "punto de partida el Plan de Acción contra la Desinformación de 2018". Este plan europeo en su página 4 dice que se reconoce por primera vez la "amenaza de las campañas de información en línea" y pide a la Alta Representante abordar "las campañas de desinformación de Rusia". Aquí un conocido articulista incluso dijo que el problema de esta norma es que no se le dijo "off the record" a los periodistas "que el verdadero destinatario era Rusia y no los medios hostiles al Gobierno". ¿Cuál es el peligro de poner a los medios rusos en la mira?, ¿qué se pretende?
—Se busca crear un patrón de pensamiento ciudadano que haga creer que los medios rusos nos están manipulando. Es decir, tú puedes decir dos cosas: decir que los medios rusos nos mienten, pero luego puedes hacer algo mucho más allá, decir que vamos a crear bajo la directriz europea coordinada una operación contra la manipulación de los medios rusos, lo cual, independientemente de que eso se concrete o no, solamente con su elocución el ciudadano percibe la amenaza rusa.
Si tú le dices que hay una amenaza rusa, el ciudadano se puede preocupar o no. Si tú le dices vamos a crear todo un sistema de lucha contra la desinformación de la amenaza rusa, el ciudadano percibe que la amenaza rusa es inminente, que el Gobierno necesita intervenir y que, además, es inminente la actuación del Gobierno salvador de la amenaza rusa. En lo concreto no quiere decir que vayan a hacer algo, no quiere decir que, por ahora, vayan a hacer nada, pero evidentemente todo se sirve para consolidar un patrón de pensamiento de la ciudadanía para hacer creer que estamos asediados por la desinformación de los medios rusos y necesitamos reaccionar. Ese sí que puede ser un objetivo, y eso, evidentemente, hay que enfrentarlo y denunciarlo.
Hay que decirles que de quienes somos víctimas todos los días es de la desinformación de los medios españoles. Es más, yo creo que sería bueno preguntarle a la gente: ¿a usted quién le ha contado alguna mentira la última semana, un medio ruso o un medio español?, ¿usted la última falsedad que ha recibido de los medios se la ha dado un medio ruso o un medio español?, ¿la última trola que usted vio en una red social quién se la coló: Telecinco o Putin? Preguntémosle a la gente: ¿cuál es la última mentira que te ha colado Putin? La gente va a poner cara de tarada porque no sabe de qué estarás hablando, y a continuación le preguntas ¿cuál es la última mentira que usted ha leído en la prensa del quiosco? Y te va a decir 40. Luego tú me dirás dónde está la desinformación que hay que combatir.
—Pero ¿por qué esa obsesión con los medios rusos?, ¿qué papel están jugando los medios rusos actualmente que provoca tanto debate y atención?
—Evidentemente los medios rusos no están bajo el control de los intereses geopolíticos, políticos y económicos de occidente. Solamente por eso, no hace falta que sean buenos o malos, que mientan o que no mientan, solo que es algo no controlado. Un medio español occidental siempre va a tener un mecanismo de intervención, podrán ser o no eficaces, pero hay mecanismos de intervención con subvenciones, con ayudas, licencias, premios, mecanismos sutiles de estos que tienen nuestras democracias, que no consiste con que vamos a meter en la cárcel al director de un periódico, pero evidentemente le podemos quitar una subvención, se la podemos dar, le podemos quitar la licencia o darle otra, le podemos dar una información privilegiada o no dejarle entrar a una rueda de prensa, estos mecanismos sutiles que tiene occidente para intervenir en los medios. Evidentemente eso no sirve para un medio ruso.
—La vicepresidenta Carmen Calvo aseguró que con la orden ministerial se busca luchar, como hacen otros países europeos, contra "ataques que podamos tener desde fuera de nuestro país. No tiene absolutamente nada que ver con la libertad de prensa, ideológica y de expresión de nuestro país". Está bien, solo que, personalmente, me hace recordar que en 2015 se creó el Equipo de Estrategia de Comunicación para el Este que desde entonces no hace más que señalar y acusar sin pruebas a los medios rusos de mentir. Incluso, en plena primera ola de coronavirus hizo acusaciones muy graves diciendo que los medios estatales rusos mentían, "sembraban pánico" y "jugaban con la vida de la gente". ¿Hacia dónde puede escalar esta situación contra los medios rusos?, ¿cree que podría haber una limitación en el ejercicio periodístico de los medios rusos en Europa?
—Eso ya ha sucedido con otros países. Se han quitado licencias para utilizar satélites, se han utilizado sanciones económicas a los Gobiernos, como ocurrió con Irán, para aplicárselas a la difusión de medios de comunicación. Es decir, sí que hay mecanismos de intentar dificultar la actividad periodística.
—¿Y por qué cree no se lucha contra la desinformación en España?, ¿o no hay?
—No hay ningún interés en luchar contra la desinformación en España. La desinformación se caracteriza porque ante una libertad absoluta para desinformar desinforma el que más capacidad de fuego, decibelios tiene. Yo puedo desinformar desde mis redes sociales y Telecinco puede desinformar desde sus cuatro cadenas de televisión.
—Entonces, ¿quiere decir que en España se teme actuar contra medios que abiertamente mienten?
—No se atreven, no se atreven. El gran problema de occidente es que el poder que tienen los grandes medios de comunicación es tremendo, entre otras cosas, porque han convencido a la gente que su capacidad para mentir se llama libertad de expresión. No hay más que ver los procesos en América Latina cuando se intentó sanear el periodismo y conseguir que la gente no la engañaran y dijeran la verdad, desde aquí se dirigió toda una andanada de acusaciones hablando de ley mordaza y de censura que eran mentira.
—¿Qué habría que hacer, en lo concreto, para luchar contra la desinformación y garantizar que se respete el derecho de los ciudadanos a estar informados?
—Yo creo que la normativa esta es un papel en blanco que no está diciendo nada, ni está condicionando nada, por ahora. Solamente la capacidad de presión y de denuncia de determinados sectores es la que puede conseguir que vaya a una línea o vaya a otra. Si a mí en este momento me preguntas si creo oportuno o no que se apruebe, te diría que me es indiferente. Es más, quisiera que se aprobara, pero quisiera que se explicara más y extenderla más. Es decir, que se aprobara porque yo soy de los que toda la vida, durante mucho tiempo, ha estado proponiendo normativas que luchen a favor del derecho a la información veraz para los ciudadanos españoles, tal y como lo establece la Constitución española en su artículo 20. Y como tal, creo que hay que regular y combatir la desinformación.
—Pero ¿regularla cómo?, ¿cómo se debería hacer?, ¿debería existir un organismo que determine qué es verdad o qué es mentira?
—Se deberían crear unas instituciones que establezcan qué contenidos son verdad y cuáles no, que establezcan mediante una denuncia si una información es verdad o es mentira. Fíjate que esto no tiene nada que ver con la opinión. Que quede muy claro que la opinión es una cosa y la mentira es otra.
—Pero ¿no sería un arma de doble filo? porque ¿quién va a determinar si es verdad o si es mentira algo?
—Todos los jueces de este país están decidiendo si Pepe mató a Juan, si el aquel le robó al vecino, si el coche te lo rompió tu cuñado o tu padre. Todos los días está decidiendo. Es decir, la justicia pasa todo el tiempo diciendo lo que es verdad o mentira.
—¿Entonces debería judicializarse?
—Probablemente. Vamos a ver, vamos a crear un órgano que evidentemente no es gubernamental, no puede ser del Ejecutivo. Debe de haber un organismo que lo decida, que puede ser Poder Judicial o que puede ser una mezcla en la que puede haber una comisión compuesta por periodistas, jueces, abogados, hay que verlo. Pero no es verdad que es un arma de doble filo o que puede abrir la puerta a la censura, no, no.
—Recientemente usted alertó en un artículo sobre el peligroso papel que jugaron los medios estadounidenses en las recientes elecciones presidenciales en ese país cuando cortaron de manera conjunta la transmisión del presidente Trump cuando denunciaba fraude. Muchos aplaudieron esa acción. Usted ¿qué lectura hace usted de ese episodio?
—La primera cuestión para aclarar: Trump es un impresentable, un infame, el mundo está mejor sin Trump de presidente, que haya perdido las elecciones es una buena noticia y sin ninguna duda las ha perdido. Dicho esto, yo creo que un país que delega el control o la notaria de sus elecciones en medios de comunicación para decir quién ha ganado o no ha ganado, es un precedente gravísimo.
Un país en el que cuatro televisiones se ponen de acuerdo para no dejar hablar el día de las elecciones al presidente me parece gravísimo, que todos los periodistas del mundo digan que ha ganado en Florida uno de ellos porque lo dice la Fox me parece gravísimo. Que en este momento hayamos coincidido en nuestro interés que se vaya Trump nosotros, la Fox, el PP y Biden, no es una razón para decir que nos parece bien que los periodistas le quiten el micrófono al presidente de un país. No, Trump ha perdido y lo que yo no quiero es que el juez de las elecciones sean unos grandes grupos de comunicación. Me parece una barbaridad que las elecciones se anuncien así. No podemos legitimar a los medios de comunicación como los que sancionen un resultado electoral.
—Pero ellos argumentaron que cortaron a Trump porque estaba denunciando fraude sin pruebas. También muchos otros nos preguntamos ¿por qué no pidieron esas mismas pruebas cuando los gobernantes estadounidenses acusaron a otros países, como Irak, de tener armas de destrucción masiva?, ¿cuántas vidas se hubieran salvado?, ¿cuántas guerras se hubieran evitado si los medios hubieran pedido pruebas?
—Efectivamente, ¿y las pruebas de las armas de destrucción masiva de Bush? ¿Alguien cree que si mañana Biden dice que hay armas de destrucción masiva en Siria y quiere intervenir algunas de esas televisoras le va a cortar la rueda de prensa para decir que es mentira y que no hay armas de destrucción masiva y que por eso le han cortado? No.
Primero, ¿desde cuándo son ellos los que dicen qué es verdad y qué es mentira?, ¿el señor Rupert Murdoch es el que nos va a decir lo que es verdad y lo que es mentira?, ¿el señor Murdoch es el que va a decidir qué presidente puede decir algo o no? Voy a decir que en nombre de que se vaya Trump voy a encargarle a Murdoch la verdad y la mentira. No, con Trump estábamos muy mal, pero lo que no voy a permitir es que Murdoch deje hablar a unos presidentes en función de lo que él considere.
—Ahora las noticias que más ocupan titulares son las vacunas. ¿Cómo ha sido el tratamiento mediático sobre todas las vacunas, tanto la de Pfizer, la de Oxford, la Sputnik V, las chinas?
—Creo que han sido los casos más vergonzosos de nuestros medios de comunicación, de nuestra clase política y de opinadores por el modo en el que se silencian, humillan, eliminan o desprecian los intentos de otros países, en los que no voy a entrar porque no soy quién para decir qué vacuna buena o mala. Pero el doble rasero es tremendo.
Cuando se paraliza una vacuna occidental es la prueba de que va todo bien. Si se paralizase la rusa se diría que es la prueba de que la vacuna era un desastre. Si todo va bien con la rusa es la prueba de que no es buena. El hecho de que Pfizer haga una nota de prensa, que es el colmo de lo anticientífico, sin ningún aval por partes, sin ninguna publicación en revistas científicas, sin terminar la tercera fase de ensayos, sin ninguna acreditación, solo con una nota de prensa, y ya todo el mundo aplaude y ya directamente mi ministro está empezando a soltar billetes para comprar una vacuna que no sé cómo se llevará con 80 grados bajo cero a los países pobres. Es decir, es la prueba más clara de ese doble rasero, de cómo estamos.
Igual creo que el tiempo pondrá a cada uno en su lugar. ¿Quién sabe si dentro de tres meses a lo mejor todos los chinos están vacunados con la vacuna china, los rusos vacunados con la vacuna rusa, los cubanos vacunados con la vacuna cubana y nosotros con nuestras neveras de menos 80 grados esperando que llegue Bienvenido, Mister Marshall con su vacuna norteamericana?